La CTA, el partido Nuevo Encuentro, el Frente Transversal, el Movimiento Evita y Carta Abierta entre otras organizaciones sociales conformaron el “Frente Nacional por la Soberanía Energética” para debatir sobre los caminos posibles para recuperar la soberanía energética.
El próximo miércoles 29 de febrero se realizará el acto de
lanzamiento del frente, que tendrá lugar en la sede de la CTA Nacional.
Allí se dará a conocer un primer documento y la propuesta de un plan de
trabajo para todo el país.
Al respecto, el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, consideró ante el diario Página 12 “ es la hora de discutir una salida a través de un debate público para superar el cuello de botella energético y devolverles a los argentinos un resorte estratégico para el desarrollo de un modelo productivo”. “Somos muchos los sectores sociales y políticos que creemos en la importancia de la soberanía sobre los recursos energéticos. No es un tema que sea patrimonio de un núcleo militante, sino que forma parte de la agenda de una amplia mayoría de la sociedad”, explicó al mismo diario el diputado nacional Martín Sabbatella y agregó que se da en un contexto en el que “se ganaron varias batallas culturales”.
Sabbatella comparó al FNSE con el Frente Nacional Contra la Pobreza (Frenapo) por la amplitud de la convocatoria, aunque se encargó de diferenciar el contexto actual del contexto de 2001. “Vivimos un momento absolutamente distinto del del Frenapo, de avance de los sectores populares al calor de un proyecto político como es el kirchnerismo”, dijo, y destacó que la discusión por la soberanía energética tiene que ser proyectada desde un paradigma regional.
“Hay que pensar la iniciativa –afirmó– como parte de un proyecto de país y de región asociado a esa patria grande que hay que construir. La nuestra es una región que tiene recursos y la integración regional tiene que pensarse con todas las riquezas naturales.” Más allá de la mirada latinoamericana, Yasky insertó el proyecto en un marco global. “Hay un telón de fondo que es la crisis que viven los países del Norte”, aseguró. “Esto acelera el debate, porque hay una carrera contrarreloj en la región para evitar que la crisis nos termine arrastrando y convirtiendo en una suerte de plan B para la voracidad de los organismos financieros”, agregó.
Si bien la pelea por la nacionalización de YPF tiene ya una larga historia en la Argentina, Yasky prefirió no adelantarse en las definiciones del frente. “Las condiciones que tiene hoy nuestro país no nos pueden atar a una fórmula estática”, explicó. El objetivo del frente es “analizar los distintos caminos posibles que llevan a la soberanía energética”, aclaró. “Las herramientas hay que definirlas. El fin es recuperar la soberanía sobre los hidrocarburos y con eso romper el cuello de botella y avanzar en la construcción de un mapa productivo regional que nos permita avanzar desarrollando manufactura, industria, y empleos dignos.” A pesar de que no está definida una estrategia única de cara al objetivo del FNSE, tanto Yasky como Sabbatella coincidieron en el carácter central del Estado para cumplir con esa meta. “La disponibilidad de energía en base a la intervención del sector público es clave”, aseveró Yasky. “Estamos convencidos de la importancia del control por parte del Estado, entendiendo lo estratégico en todo esto”, explicó Sabbatella.
Al respecto, el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, consideró ante el diario Página 12 “ es la hora de discutir una salida a través de un debate público para superar el cuello de botella energético y devolverles a los argentinos un resorte estratégico para el desarrollo de un modelo productivo”. “Somos muchos los sectores sociales y políticos que creemos en la importancia de la soberanía sobre los recursos energéticos. No es un tema que sea patrimonio de un núcleo militante, sino que forma parte de la agenda de una amplia mayoría de la sociedad”, explicó al mismo diario el diputado nacional Martín Sabbatella y agregó que se da en un contexto en el que “se ganaron varias batallas culturales”.
Sabbatella comparó al FNSE con el Frente Nacional Contra la Pobreza (Frenapo) por la amplitud de la convocatoria, aunque se encargó de diferenciar el contexto actual del contexto de 2001. “Vivimos un momento absolutamente distinto del del Frenapo, de avance de los sectores populares al calor de un proyecto político como es el kirchnerismo”, dijo, y destacó que la discusión por la soberanía energética tiene que ser proyectada desde un paradigma regional.
“Hay que pensar la iniciativa –afirmó– como parte de un proyecto de país y de región asociado a esa patria grande que hay que construir. La nuestra es una región que tiene recursos y la integración regional tiene que pensarse con todas las riquezas naturales.” Más allá de la mirada latinoamericana, Yasky insertó el proyecto en un marco global. “Hay un telón de fondo que es la crisis que viven los países del Norte”, aseguró. “Esto acelera el debate, porque hay una carrera contrarreloj en la región para evitar que la crisis nos termine arrastrando y convirtiendo en una suerte de plan B para la voracidad de los organismos financieros”, agregó.
Si bien la pelea por la nacionalización de YPF tiene ya una larga historia en la Argentina, Yasky prefirió no adelantarse en las definiciones del frente. “Las condiciones que tiene hoy nuestro país no nos pueden atar a una fórmula estática”, explicó. El objetivo del frente es “analizar los distintos caminos posibles que llevan a la soberanía energética”, aclaró. “Las herramientas hay que definirlas. El fin es recuperar la soberanía sobre los hidrocarburos y con eso romper el cuello de botella y avanzar en la construcción de un mapa productivo regional que nos permita avanzar desarrollando manufactura, industria, y empleos dignos.” A pesar de que no está definida una estrategia única de cara al objetivo del FNSE, tanto Yasky como Sabbatella coincidieron en el carácter central del Estado para cumplir con esa meta. “La disponibilidad de energía en base a la intervención del sector público es clave”, aseveró Yasky. “Estamos convencidos de la importancia del control por parte del Estado, entendiendo lo estratégico en todo esto”, explicó Sabbatella.