jueves, 23 de abril de 2015

¿Por qué los hombres matan a las mujeres?

Prensa AJB La Matanza.




Desde febrero de 2010, cuando murió Wanda Taddei a raíz de las quemaduras provocadas por una pelea con su pareja, la modalidad se repite.

La idea de que la mujer es un objeto cuya posesión indiscutible es del hombre está arraigada en la sociedad desde hace años. Golpes, maltrato verbal y muerte son las formas que los hombres adoptan para “castigar” a sus posesiones y  desde que Eduardo Vázquez, ex baterista de Callejeros, mató a su esposa Wanda Taddei prendiéndole fuego, la modalidad se extendió.

“Que otro lo haya hecho antes, le quita gravedad al acto, le borra una parte del tabú y lo banaliza. Son delitos copycat, se busca la modalidad y se hace”, considera Enrique De Rosa, psiquiatra forense y docente de psicología y medicina psiquiátrica de la UBA. Copycat es el imitador de un asesino famoso: mata con el mismo método.

Para el especialista, prender fuego a una persona es “un acto premeditado que no responde a la estructura de emoción violenta, como la que presentan hombres que matan a puñaladas, a tiros, o empujan por el balcón. Tienen que ir a comprar combustible o buscarlo en la casa, rociarlo sobre el cuerpo, arrojarle un fósforo para encenderlo… No es gente que pierde la capacidad de comprensión”.

Y la supuesta fama alcanzada por Vázquez es el elemento motivador, a tal punto que después del ataque a su esposa, el servicio telefónico del Programa de asistencia a mujeres víctimas de violencia de la Provincia de Buenos Aires, registró un aumento de una amenaza concreta: “Te voy a quemar como a Wanda”
Haydée Birgin, socióloga e investigadora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), comentó que en la investigación que realiza sobre los expedientes de violencia incorporados en los tribunales de la Ciudad de Buenos Aires, notó “que están tomadas todas las medidas de protección por parte de los jueces de familia. Lo que falta es apoyo objetivo real. La violencia no es un tema de leyes ni de psicoterapeutas y no hay instituciones de apoyo y seguimiento, entonces las mujeres desaparecen después de las denuncias”.

Esa desaparición obedece no sólo a la falta de asociaciones de apoyo : también a no poder romper con el círculo de violencia, que llega a considerarse como una variante “natural” de la relación, que comenzó con violencia verbal y psicológica, celos desmedidos, control de actividades, y derivó en violencia física.
Sigue De Rosa, “no pueden elaborar una instancia intermedia entre el pensamiento y la acción. Quieren hacer desaparecer al otro, con algo que es tan terminante como el fuego. No es sólo un hombre violento como el que pega o maltrata: por un lado, está el deseo de destrucción, y por el otro, simbólicamente, el intento de purificación. El fuego limpia los pecados”. De cualquier tipo, reales o imaginarios. Y los hombres que apelan al fuego “suelen tener pocos recursos cognitivos. Tienen inteligencia formal pero no pueden manejar las variables emocionales. En general, están frustrados laboralmente y es muy probable que sean recientes desocupados”.

Coincidimos con el Psiquiatra Forense De Rosa que “es necesario trabajar en la prevención de la violencia. Se puede detectar tempranamente y asistir como si fuera una real enfermedad: ‘Trastorno en el control de los impulsos’. Hay que actuar preventivamente”. Sobre todo, porque la no violencia también se aprende.

Un femicida no se forma de la noche a la mañana. Son hombres que han presentado una conducta violenta o disocial, no sólo en su relación de pareja sino también en sus círculos sociales o lugar de trabajo.

El  psiquiatra César Mella,  define el feminicidio como un fenómeno mundial,  multifactorial, de complicidades múltiples, pues, “en donde ocurre un crimen de esta naturaleza siempre hubo sospechas de vecinos y familiares de que algún día podría ocurrir, esto por  las historias previas de incidentes violentos de esa pareja.


Una cantidad importante de los feminicidios es perpetrada por hombres que no han podido superar la rotura de su relación sentimental. “Lo que está en juego son los celos, la negativa de una mujer (que es su derecho) a volver con un hombre con el que sostuvo relaciones y por otro lado antecedentes previos de maltratos psicológicos y físicos, casi nunca denunciados”, señala Mella.


Es necesario que la orden de alejamiento se convierta en coerción para los maltratadores habituales, y  que en la cárcel haya un programa para hombres agresores”.

Los femicidios son crímenes por convicción, igual que lo es el terrorismo. El asesino tiene la convicción de que es necesario matar. Es difícil de aceptar, pero quizás más de comprender y sobre todo de interiorizar para muchas personas, que la violencia hacia las mujeres tenga relación con el género, es decir, que maten a mujeres por el hecho de serlo. Por ello se ha denominado violencia de género a este tipo de violencia, entendiendo el género, según las ciencias sociales, como la construcción mental que asigna funciones y roles personales e interpersonales diferenciados en función del sexo.

Necesitamos una gran cruzada que recupere el rol de la mujer madre, de las damas y su libertad de elección, que se instruya en la escuela y en la familia la no violencia intra-familiar. Que el espectro educativo hacia la paz y el respeto a los derechos humanos sea norma de vida, que los clubes de vecinos concienticen cuadra por cuadra en los barrios populares detectando y denunciando a los abusadores de damas y potenciales homicida.-
La igualdad de ley existe, pero todavía tenemos techos, de cristal o de hormigón, que obstaculizan la equidad de acceso y representación entre hombres y mujeres. Esos techos están construidos con nuestros prejuicios, con nuestros modelos mentales, con nuestras formas de entender el mundo.

Pero el mundo cambia cuando se cumple la “Ley” y el 15 de abril de 2015 en el Partido de La Matanza se hizo JUSTICIA Por decisión unánime, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5, de la Ciudad de San Justo,  por que condenó a prisión perpetua a Juan Herrera, el agresor de María Cecilia Farías, quien falleció el 4 de abril del año pasado por las quemaduras causadas luego de una pelea.

A pesar de que los abogados de la familia  pidieron que se cambie la carátula a Femicidio, los magistrados sentenciaron a Herrera bajo el cargo de “Homicidio agravado por el vínculo”. “El victimario cumplirá el fallo, de 35 años, afirmó el letrado Walter Fidalgo.


Al menos la AJB Matancera  como parte integrante de la central hacemos nuestras las palabras y como Agrupación Encuentro de la Militancia Judicial también resaltar  la valentía de las testigos que pudieron vencer el temor y declarar para que se haga justicia; el trabajo de los abogados,  la Dra. Ros Merlo y  Dr. Walter Fidalgo, por el cual se pudo llegar a una sentencia ejemplificadora, pero por sobre todo queremos destacar la labor, que con firmeza y convicción, llevó adelante la Cra Romina Pereyra, no solo brindando acompañamiento y contención a los familiares de María Cecilia, sino llevando el caso a cada rincón del distrito, visualizándolo y tratando de crear conciencia de que como sociedad no podemos permitir que se sigan produciendo hechos de esta naturaleza. Sabemos  que falta mucho para cambiar pero el cambio ya empezó!!!!!!!!!!!!!!!!!! AHORA NO MAS FEMICIDIOS!!!!!!!!!!!!!!!!


Para recibir ayuda: en la Ciudad, Dirección General de la Mujer: 0800-666-8537;
Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, 4370-4600 internos 4510 al 4514.
En la provincia de Buenos Aires: 0800-555-0137.
Llamar: 144

Fuente: Revista Veintitrés  (02/2012)
CTA-La Matanza (Prensa)
Recopilación: Ruth Sahonero
Genero- AJB Encuentro
La Matanza

CTA- Pcia.

PORQUE OTRA COMUNICACIÓN ES POSIBLE