Con el respaldo de los diputados uruguayos al Banco del Sur son ya cinco
los países que han ratificado su adhesión a la entidad financiera,
creada en septiembre de 2009.
Uruguay se unió la víspera a Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela en
la aprobación del órgano legislativo para llevar adelante el proyecto
integrador, que resulta de una iniciativa de la Unión de Naciones del
Sur (UNASUR).
Sólo falta ahora el respaldo legislativo de Brasil y Paraguay para
completar la nómina de países que firmaron hace poco más de dos años el
Convenio Constitutivo de la institución.
El apoyo de la mayoría de los diputados uruguayos hace posible la
entrada en vigor del Convenio, ya que así se superan las dos terceras
partes del aporte de capital necesario para el funcionamiento del Banco.
Para el lanzamiento concreto de la institución, con Caracas como sede en
La Paz y Buenos Aires como subsedes, es suficiente la mayoría simple de
los países firmantes cuyo capital participativo supere el 66,3 por
ciento del total acordado.
Por supuesto, la participación total de Brasil es de suma importancia,
debido a su peso específico económico y financiero en la región, así
como por sus intensos vínculos comerciales con el resto de las naciones
suramericanas.
EL otro país que faltaría por ratificar su participación es Paraguay, donde aún no se ha producido el voto legislativo.
Según funcionarios brasileños, la presidenta Dilma Rousseff cree que la
idea del Banco del Sur debería caminar un poco más rápido y decidió por
ello acelerar el envío del proyecto para su aprobación en el Congreso
Nacional.
El asesor especial de la presidencia para Asuntos Internacionales, Marco
Aurelio García, dijo que el gobierno negociará con los legisladores
para acelerar la discusión del texto legal.
Tras indicar que el Banco del Sur no sólo es un proyecto gubernamental,
sino de toda la nación, el asesor brasileño precisó que permitirá a la
región enfrentar y protegerse de la actual crisis de crédito
internacional.
Casi paralelamente, el canciller paraguayo, Jorge Lara, subrayó la
necesidad de acelerar la entrada en funcionamiento del Banco regional,
por el papel que debe desempeñar para ayudar a los países suramericanos a
enfrentar las dificultades.
Al hablar en un Seminario Internacional sobre el Banco del Sur y la
crisis financiera mundial, el ministro Lara dijo que el organismo será
un paso significativo para alcanzar la verdadera integración y soberanía
económica de América Latina.
Recordó que entre sus funciones tiene la de financiar el desarrollo de
los países miembros, fortalecer los procesos de integración regional,
reducir las asimetrías, la pobreza y la exclusión social, además de
promover el empleo.
En el Convenio Constitutivo se establece que se trata de una alternativa
de financiamiento para el desarrollo económico, social y ambiental de
los países miembros y para protegerse de las crisis financieras que
estremecen actualmente al mundo.
Uno de los graves problemas en América del Sur y en América Latina en
general es el no contar con organismos financieros independientes, por
lo que la mayor parte de sus reservas monetarias se encuentran en
Estados Unidos y Europa.
Para los créditos, los países suramericanos dependen de instituciones
tales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional
(FMI), pero para acceder a ellos deben por lo general aceptar
condiciones leoninas.
Es costumbre exigir la aplicación de políticas antisociales y la
reducción de los gastos dedicados a salud, educación y empleo, lo cual
ha conducido en gran medida al empobrecimiento de amplias capas de la
población del continente.
El propósito del Banco del Sur es totalmente diferente, pues todos sus
integrantes dispondrán de igual representatividad en el directorio a la
hora de tomar decisiones y aprobar fondos y proyectos.
En los órganos de dirección del Banco se aplicará la regla de un país un
voto, contrariamente a lo que ocurre en el BM o el FMI, donde el voto
de cada cual vale según su cuota de participación.
Uno de los objetivos principales que tendrá el Banco del Sur será la
reducción de las asimetrías en los niveles de desarrollo de los países
integrantes de este empeño regional.(APAS)