Desde febrero de 2010, cuando murió
Wanda Taddei a raíz de las quemaduras provocadas por una pelea con su pareja,
la modalidad se repite.
La idea de que la
mujer es un objeto cuya posesión indiscutible es del hombre está arraigada en
la sociedad desde hace años. Golpes, maltrato verbal y muerte son las formas
que los hombres adoptan para “castigar” a sus posesiones y desde que Eduardo Vázquez, ex baterista de
Callejeros, mató a su esposa Wanda Taddei prendiéndole fuego, la modalidad se
extendió.
“Que otro lo haya hecho antes, le quita gravedad al acto, le
borra una parte del tabú y lo banaliza. Son delitos copycat, se busca la
modalidad y se hace”, considera Enrique De Rosa, psiquiatra forense y docente
de psicología y medicina psiquiátrica de la UBA. Copycat es el imitador de un
asesino famoso: mata con el mismo método.
Para el especialista, prender fuego a una persona es “un
acto premeditado que no responde a la estructura de emoción violenta, como la
que presentan hombres que matan a puñaladas, a tiros, o empujan por el balcón.
Tienen que ir a comprar combustible o buscarlo en la casa, rociarlo sobre el
cuerpo, arrojarle un fósforo para encenderlo… No es gente que pierde la
capacidad de comprensión”.
Y la supuesta fama alcanzada por Vázquez es el elemento
motivador, a tal punto que después del ataque a su esposa, el servicio
telefónico del Programa de asistencia a mujeres víctimas de violencia de la
Provincia de Buenos Aires, registró un aumento de una amenaza concreta: “Te voy
a quemar como a Wanda”
Haydée Birgin, socióloga e investigadora del Equipo
Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), comentó que en la investigación que
realiza sobre los expedientes de violencia incorporados en los tribunales de la
Ciudad de Buenos Aires, notó “que están tomadas todas las medidas de protección
por parte de los jueces de familia. Lo que falta es apoyo objetivo real. La
violencia no es un tema de leyes ni de psicoterapeutas y no hay instituciones
de apoyo y seguimiento, entonces las mujeres desaparecen después de las
denuncias”.
Esa desaparición obedece no sólo a la falta de asociaciones
de apoyo : también a no poder romper con el círculo de violencia, que llega a
considerarse como una variante “natural” de la relación, que comenzó con
violencia verbal y psicológica, celos desmedidos, control de actividades, y
derivó en violencia física.
Sigue De Rosa, “no pueden elaborar una instancia intermedia
entre el pensamiento y la acción. Quieren hacer desaparecer al otro, con algo que
es tan terminante como el fuego. No es sólo un hombre violento como el que pega
o maltrata: por un lado, está el deseo de destrucción, y por el otro,
simbólicamente, el intento de purificación. El fuego limpia los pecados”. De
cualquier tipo, reales o imaginarios. Y los hombres que apelan al fuego “suelen
tener pocos recursos cognitivos. Tienen inteligencia formal pero no pueden
manejar las variables emocionales. En general, están frustrados laboralmente y
es muy probable que sean recientes desocupados”.
Coincidimos con el Psiquiatra Forense De Rosa que “es
necesario trabajar en la prevención de la violencia. Se puede detectar
tempranamente y asistir como si fuera una real enfermedad: ‘Trastorno en el
control de los impulsos’. Hay que actuar preventivamente”. Sobre todo, porque
la no violencia también se aprende.
Un femicida no se forma de la noche a la mañana. Son hombres
que han presentado una conducta violenta o disocial, no sólo en su relación de
pareja sino también en sus círculos sociales o lugar de trabajo.
El psiquiatra César
Mella, define el feminicidio como un
fenómeno mundial, multifactorial, de
complicidades múltiples, pues, “en donde
ocurre un crimen de esta naturaleza siempre hubo sospechas de vecinos y
familiares de que algún día
podría ocurrir, esto por las historias previas de incidentes violentos
de esa pareja.
Una cantidad importante de los feminicidios es perpetrada
por hombres que no han podido superar la rotura de su relación sentimental. “Lo que está en juego
son los celos, la negativa de una mujer (que es su derecho) a volver con un
hombre con el que sostuvo relaciones y por otro lado antecedentes previos de
maltratos psicológicos y físicos, casi nunca denunciados”,
señala Mella.
Es necesario que la orden de alejamiento se convierta en
coerción para los maltratadores habituales, y
que en la cárcel haya un programa para hombres agresores”.
Los femicidios son crímenes por convicción, igual que lo es
el terrorismo. El asesino tiene la convicción de que es necesario matar. Es difícil
de aceptar, pero quizás más de comprender y sobre todo de interiorizar para
muchas personas, que la violencia hacia las mujeres tenga relación con el
género, es decir, que maten a mujeres por el hecho de serlo. Por ello se ha
denominado violencia de género a este tipo de violencia, entendiendo el género,
según las ciencias sociales, como la construcción mental que asigna funciones y
roles personales e interpersonales diferenciados en función del sexo.
Necesitamos una gran cruzada que recupere el rol de la mujer
madre, de las damas y su libertad de elección, que se instruya en la escuela y
en la familia la no violencia intra-familiar. Que el espectro educativo hacia
la paz y el respeto a los derechos humanos sea norma de vida, que los clubes de
vecinos concienticen cuadra por cuadra en los barrios populares detectando y
denunciando a los abusadores de damas y potenciales homicida.-
La igualdad de ley existe, pero todavía tenemos techos, de
cristal o de hormigón, que obstaculizan la equidad de acceso y representación
entre hombres y mujeres. Esos techos están construidos con nuestros prejuicios,
con nuestros modelos mentales, con nuestras formas de entender el mundo.
Pero el mundo cambia cuando se cumple la “Ley” y el 15 de
abril de 2015 en el Partido de La Matanza se hizo JUSTICIA Por decisión
unánime, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5, de la Ciudad de San Justo, por que condenó a prisión perpetua a Juan
Herrera, el agresor de María Cecilia Farías, quien falleció el 4 de abril del
año pasado por las quemaduras causadas luego de una pelea.
A pesar de que los abogados de la familia pidieron que se cambie la carátula a
Femicidio, los magistrados sentenciaron a Herrera bajo el cargo de “Homicidio
agravado por el vínculo”. “El victimario cumplirá el fallo, de 35 años, afirmó
el letrado Walter Fidalgo.
Al menos la AJB Matancera como
parte integrante de la central hacemos nuestras las palabras y como Agrupación
Encuentro de la Militancia Judicial también resaltar la valentía de las testigos que pudieron vencer
el temor y declarar para que se haga justicia; el trabajo de los abogados, la Dra. Ros Merlo y Dr. Walter Fidalgo, por el cual se pudo
llegar a una sentencia ejemplificadora, pero por sobre todo queremos destacar
la labor, que con firmeza y convicción, llevó adelante la Cra Romina Pereyra,
no solo brindando acompañamiento y contención a los familiares de María
Cecilia, sino llevando el caso a cada rincón del distrito, visualizándolo y
tratando de crear conciencia de que como sociedad no podemos permitir que se
sigan produciendo hechos de esta naturaleza. Sabemos que falta mucho para cambiar pero el cambio
ya empezó!!!!!!!!!!!!!!!!!! AHORA NO MAS FEMICIDIOS!!!!!!!!!!!!!!!!
Para recibir ayuda:
en la Ciudad, Dirección General de la Mujer: 0800-666-8537;
Oficina de Violencia
Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, 4370-4600 internos 4510
al 4514.
En la provincia de
Buenos Aires: 0800-555-0137.
Llamar: 144
Fuente: Revista
Veintitrés (02/2012)
CTA-La Matanza
(Prensa)
Recopilación: Ruth
Sahonero
Genero- AJB
Encuentro
La Matanza
CTA- Pcia.